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Alerta de ciencia: Vigilia en el aire
Impacto en el estado de alerta sobre el personal de atención aeromédica de emergencia que trabaja por turnos en función de su duración.
Autores: Patterson PD, Weaver MD, Markosyan MA, et al.
Publicado en: Am J Ind Med, 2019 Apr; 62(4): 325–36.
La mayoría de nosotros trabajamos por turnos y hay una gran cantidad de investigaciones que vinculan el trabajo por turnos con resultados negativos que pueden incluir problemas de salud, errores médicos y somnolencia o fatiga. Esta investigación condujo al desarrollo de lineamientos basados en evidencias para el manejo de los riesgos debido a fatiga en los SEM publicadas en Prehospital Emergency Care. Una de las recomendaciones que los autores desarrollaron, fue que el personal del SEM debería trabajar en turnos menores a las 24 horas.
Sin embargo, gran parte de la investigación sobre el trabajo por turnos y la fatiga en los SEM, se centra en los proveedores que trabajan en el transporte terrestre. Existe limitada investigación dirigida al entorno aeromédico.
El estudio de este mes, siguió al personal aeromédico durante dos semanas y recopiló datos sobre el estado de alerta al comienzo y al final de sus turnos de 12 o 24 horas. La hipótesis de los autores era que "el desempeño en una prueba de comportamiento del estado de alerta después de turnos que duran 24 horas es peor que el estado de alerta después de turnos de 12 horas".
Diseño del estudio
Este fue un estudio observacional, prospectivo grupal. Los potenciales participantes fueron reclutados por correo electrónico desde junio de 2015 hasta marzo de 2016. Provenían de cuatro servicios grandes ubicados en las regiones del medio oeste, noreste y sur de los Estados Unidos. Para ser elegibles para participar, el personal aeromédico debía tener al menos 18 años de edad, trabajar en uno de los cuatro sitios de estudio, trabajar ya sea en turnos de 12 o 24 horas y estar dispuestos a participar en el estudio.
La voluntad de participar puede parecer obvia, pero es un criterio muy importante. Cuando estudias sujetos de forma prospectiva, es necesario obtener por escrito el consentimiento informado de los participantes. Sin eso, es poco probable que una junta de revisión institucional apruebe el proyecto. Este estudio obtuvo la aprobación de la junta de revisión institucional de los cuatro sitios de estudio.
Cada participante accedió a llevar un actígrafo. Un actígrafo monitorea los ciclos de actividad y descanso en los seres humanos. Los participantes también completaron una encuesta de referencia que proporcionó información base sobre la calidad de su sueño, somnolencia general, fatiga y recuperación. La encuesta también recopiló información demográfica.
Los participantes completaron después una prueba de destreza psicomotora, con duración de tres minutos, al comienzo y al final de al menos un turno. La prueba consistía en hacer interactuar al participante tocando la pantalla de una tableta electrónica cuando aparecía un número. Las medidas evaluadas a partir de esta prueba incluyeron el tiempo medio de respuesta, el número de equivocaciones y la velocidad. Los participantes completaron un diario que capturó la recuperación entre turnos, el trabajo diario por turno, las horas diarias de sueño y la calidad diaria subjetiva del sueño.
Para el análisis, los autores compararon aquellos que trabajaban turnos de 12 horas con los que trabajaban turnos de 24. Para tomar en cuenta también al personal aeromédico que era retenido debido a un envío tardío o una llegada anticipada, los autores clasificaron a los participantes en dos grupos: 24 horas y menos de 24 horas. A través de los actígrafos y los diarios de sueño, compararon las horas de sueño antes, durante y después de los turnos, siendo el principal resultado de interés, el rendimiento en la prueba de destreza psicomotora.
Resultados
Hubo 112 individuos que participaron en el estudio de forma única; 26 que participaron dos veces. El número promedio de días durante los cuales los participantes completaron sus diarios de sueño, fue de 13. Los participantes usaron los actígrafos por más tiempo, tuvieron un promedio de 21.6 horas por día. Se obtuvieron datos completos de los diarios de sueño y actigrafía del 92% de los participantes.
El 46% de los participantes trabajaba en turnos menores a 24 horas y el 54% trabajaba en turnos de 24 horas. De estos, el 76% fueron exactamente de 12 horas y el 97% fueron exactamente de 24. El tiempo promedio de siesta o sueño mientras estaban de servicio, para los turnos menores a 24 horas fue de 2.6, y de 7.3 en promedio para los turnos de 24.
Cuando evaluamos únicamente a los individuos que participaron una vez, la edad promedio de los participantes fue de 43.4 años y la población fue 42% femenina. La mayoría de los participantes eran enfermeras prehospitalarias (56%), seguidas de paramédicos (37%) y terapeutas respiratorios (7%). Más de tres cuartas partes trabajaban a tiempo completo (76%) y más de la mitad (52%) tenían más de un empleo. Los participantes informaron una salud buena (51%) o excelente (49%), y nadie informó que su salud fuera regular o mala. Una población (49%) tenía un IMC compatible con el sobrepeso y el 21% tenía un IMC compatible con la obesidad.
Al evaluar las medidas relacionadas con el sueño y la fatiga, el 55% tenía mala calidad del sueño, pero el 70% se clasificó como poco probable que tuviera sueño anormal y ningún participante se clasificó con somnolencia excesiva. El 41% de los participantes fueron clasificados con fatiga.
Cuando se evaluó la prueba de destreza psicomotora, no hubo diferencia del estado de alerta comparando el grupo menor a 24 horas con el grupo de 24.
Conclusiones
Los autores tuvieron que rechazar su hipótesis y concluir que no había diferencia. Este es ciertamente, un resultado sorprendente, dados los estudios previos. Sin embargo, revisemos algunos de los resultados de este estudio para poner esto en contexto.
Al inicio, este no era un grupo muy somnoliento. Gozaban de buena salud y—quizá lo que puede ser más importante—aquellos que trabajaron 24 horas, se les proporcionó la posibilidad de dormir un promedio de más de 7 horas mientras estaban de servicio. Adicionalmente, como señalan los autores, las pruebas de destreza psicomotora se realizaron al inicio y al final de los turnos. La mayoría de estas pruebas se realizaron a las 9 a.m. o antes y nuevamente alrededor de las 6 p.m. Esto se alinea con el ritmo circadiano humano normal, lo que podría confundir los resultados. Entonces, aunque los resultados son sorprendentes, pueden estar sesgados por una muestra conveniente y los momentos en que se realizaron las pruebas de destreza psicomotora.
La encuesta también fue voluntaria. Por lo tanto, es probable que los resultados no se puedan generalizar a todos los sistemas aeromédicos y aquellos que optaron por responder pueden ser diferentes a los que no decidieron responder. Además, los autores no recopilaron datos sobre el consumo de cafeína.
Este es un interesante estudio que se suma a la limitada literatura sobre la fatiga de los proveedores aéreos del SEM. Espero que podamos verlo replicado para validar los resultados.
Antonio R. Fernández, PhD, NRP, FAHA, es Director de Investigación en el centro de mejora del desempeño de los SEM y profesor asistente en el departamento de Medicina de Emergencia en la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill. Es miembro de la Junta de asesores del foro de investigación de Atención Prehospitalaria de la UCLA.
Traductor
Mario Castillo Jiménez
Mario Castillo Jiménez es técnico en Urgencias Médicas Avanzado, cirujano general, laparoscopista, cirujano de trauma y cuidados críticos con maestría en psicología jurídico forense, diplomado en educación en salud por el Instituto de Hospitales Regionales de Alta Especialidad, diplomado en gerencia y los servicios de salud por la UNAM FES Iztacala y diplomado en ultrasonido de los grandes síndromes por la Universidad Panamericana. Durante su carrera, ha trabajado como jefe de la guardia “B” del Hospital Central de Cruz Roja Mexicana, coordinador de la unidad de shock trauma del Hospital Ángeles León, presidente fundador del capítulo Bajío de la Asociación Mexicana de Medicina y Cirugía del Trauma, miembro de la mesa directiva del Colegio de Médicos Especialistas del Estado de Guanajuato Federación Mexicana, vocal de la mesa directiva nacional de la Asociación Mexicana de Medicina y Cirugía de Trauma, miembro adscrito de la Academia Mexicana de Cirugía Capítulo Centro, miembro de la Panamerican Trauma Society, profesor titular de la cátedra de trauma en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guanajuato, profesor adjunto del programa de la residencia de cirugía general de la Universidad de Guanajuato con sede en el Hospital General Regional de León de la Secretaría de Salud del Estado y subdirector del Hospital General de León Guanajuato. Con más de 30 años de experiencia en las urgencias, es miembro fundador y vocal de la Academia Mexicana de Medicina Prehospitalaria, y miembro de la National Association of Emergency Medical Technicians (NAEMT) desde 1993. Actualmente es jefe de la división quirúrgica del Hospital General de León, director médico de Health Learning Services y coordinador educativo regional de la zona Centro Norte de la NAEMT.
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