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Original Contribution

Un segundo lugar que sabe a primero

Daniela Melgar

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Al terminar mi formación de paramédico en la Cruz Roja Mexicana sabía que quería más. Como alumna había tenido oportunidad de ver a las personas que trabajaban en las Unidades de Rescate Urbano y sabía que yo quería ser una de ellas.  Quería pertenecer a ese grupo élite. Así fue como llegué a la escuela de rescate urbano, donde los golpes de la realidad en vez de disuadir, me entusiasmaron mucho más. Me di cuenta de que ser parte del equipo de rescate no sería tarea fácil, pero lo logré.

Desde entonces y hasta ahora, he sido afortunada en participar en cursos de extracción vehicular a nivel nacional e internacional. Me convertí en instructor nacional, en traductora de un libro de extracción vehicular para uno de los grandes maestros del tema (Ron Moore) y participé en rescates de emergencias reales, siempre en calidad de voluntaria.

A finales del año pasado me invitaron a participar en el equipo que representaría el Grupo Voluntario del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) de la Ciudad de México, en el Reto Nacional de Extracción Vehicular y así comenzó esta gran aventura.  

Aunque conocía de nombre o de vista a los demás integrantes del equipo, nunca habíamos salido juntos en una unidad de rescate o ambulancia, es decir, no éramos amigos. Sólo sabía lo que se decía de ellos o lo que había visto de su trabajo al coincidir en rescates. Tenía dudas sobre si ¿tenían la misma formación que yo?, ¿podríamos ponernos de acuerdo para ser un equipo?, y fue entonces que empezaron los entrenamientos. Faltaban siete semanas para el reto y la decisión fue vernos todos los sábados en la tarde para practicar.

De izquierda a derecha: Paramédico Polo Domínguez, Técnico/Paramédico: Alberto Vigueras, Técnico: Adán Ávila, Técnico: Daniela Melgar,  Comando: Daniel Rangel y Jefe de Técnicos: Carlos “Tachis” Acevedo.

Esta competencia sería avalada por la Asociación Latinoamericana de Rescate Vehicular (ALAREV) y se competiría usando los estándares de la Organización Mundial de Rescate (World Rescue Organization -WRO- por sus siglas en inglés), donde los jueces serian personal avalado por la esta organización.

Creo importante mencionar que soy un poco exigente conmigo misma y por lo tanto con los demás.

Después de la primera junta averigüe todo lo que pude acerca de la WRO, ví videos, leí artículos y formulé un plan de acción personal. Mi principal deseo era el desempeñar un papel extraordinario. Lo único que no consideré fue que terminaría queriendo al equipo; sus miembros se volvieron mis grandes amigos.

Al pasar los entrenamientos y las semanas obviamente las relaciones interpersonales tuvieron altibajos. Descubrimos que nos molestaban las mismas cosas y que nos hacían reír las mismas estupideces. Cobró significado para todos lo que se dice “cada cabeza es un mundo” y caí en cuenta de que para conformar un equipo con cohesión, había que hacer “más cosas”, no solo entrenar.

Así fuimos adquiriendo confianza. Recuerdo que un día hicimos una sesión fotográfica para Facebook ¡sí, en vez de entrenar! y simplemente ese día el equipo hizo “click”. (Búscanos en facebook.com/ExtraccionVehicularMexico/).

Nosotros fuimos afortunados porque el coordinador de la sección del grupo voluntario, había sido integrante del equipo latinoamericano que había asistido al mundial de rescate vehicular en Lisboa 2015. Él nos explicó, en dos horas, ¿en qué consistía la competencia?,¿cuáles eran las funciones de cada participante? y ¿cuáles eran las diferencia entre lo que se hace en la calle, contra lo  que dicta la WRO?

La WRO dice que el paciente debe de ser extraído del vehículo a “cero grados”, es decir, la columna vertebral del paciente debe de ser rotada lo menos posible. Nunca había pensado en esta forma de salida, pero tiene sentido. Siempre habíamos retirado el vehículo del paciente pero ahora podíamos sólo “generar espacio” para introducir la férula espinal larga (FEL) y sacarlo sin rotarlo.

Obviamente cada caso es único y los planes de extracción en los escenarios reales pueden no siempre cumplir con el “cero grados”, pero siempre hay que llevar en mente que la misión es dañar lo menos posible al lesionado.

Entrenamos seis veces antes de la competencia y la verdad, cuando llegó el día,  me moría de nervios. Nuestra meta era quedar en los primeros cinco lugares.

El primer día se sortearon los lugares y nos tocó competir alrededor de las 3 de la tarde; tuvimos tiempo para ponernos nerviosos, calmarnos, ponernos nervioso de nuevo y de observar a los demás competidores.

Los jueces hicieron una demostración y las críticas no se dejaron esperar; su exhibición, no interfirió con nuestros planes de acción y decidimos como equipo, no cambiar lo entrenado para que no hubiera sorpresas.

La WRO tiene varios estilos de prueba y el primero que nos tocó era el de 20 minutos. Al llegar nuestro turno revisamos la estación de trabajo y luego nos mandaron a aislamiento. -¿Qué es aislamiento? básicamente es que nos concentran en una tienda de campaña para que no veamos en qué escenario vamos a competir-.

Explicar el sentir del equipo es difícil: nervios, anticipación, calma… Hicimos unos ejercicios de respiración y salimos a dar lo mejor de nosotros.

El comando hace el recorrido del escenario con el paramédico. Se analizan y neutralizan los riesgos, se determina el tipo de combustible, se identifica el tipo de batería y se desconecta. Se establece contacto con el paciente. Se hace la estabilización inicial del vehículo y el paramédico ingresa a atenderlo. El paciente debe de tener controlado el ABC con oxígeno y collarín cervical en los primeros tres minutos.

Se realiza una breve junta de planeación. Se refuerza la estabilización de los vehículos, y para este escenario decidimos hacer una tienda de campaña (plan B) y un túnel (plan A). Pasó el tiempo e hicimos lo que sabemos hacer. Lo logramos y colocamos al paciente en la FEL. En ese momento se transfiere el mando al paramédico y ¡no lo podíamos sacar! Hasta que les dije, “haber, hay tiempo vamos a ver porque está atorado”. Resultó ser que el cinturón de los pantalones del paciente estaba atascado con la FEL. Corregimos y sacamos al paciente con dos minutos de anticipación al tiempo límite para entregarlo a la doctora.  ¡No lo podíamos creer, lo habíamos logrado!

Después continuó la retroalimentación. La WRO tiene como objetivo que los equipos participantes aprendan, aunque ganar es un incentivo emocionante, no es lo más importante. Lo importante es que los jueces de talla internacional te digan que hiciste un trabajo perfecto, bueno, malo o fatal.

Lo que más recuerdo es que nos decían “muy bien pero… esta técnica puede ser mejor así…, el desecho de los despojos puede ser mejor así…, el comando no puede tocar las herramientas..., hay que mejorar la comunicación...”.

Yo sentí que habíamos hecho un buen trabajo y aún así había una lista interminable de cosas por mejorar y me pregunté ¿cómo sería una competencia internacional?

Al día siguiente los nervios estaban al doble. Ya habíamos hecho un buen papel, ahora había que hacer uno mejor, había que incorporar todas las observaciones que nos habían hecho los jueces el día anterior. A la hora de la competencia estábamos aún más nerviosos; tocaba la prueba de 10 minutos.

Revisamos la estación de trabajo, nos aislaron igual que el día anterior, nos pusimos nerviosos, nos calmamos y salimos a ver el escenario.

Una vez más, el comando hace el recorrido con el paramédico. Lo diferente de esta prueba, es que todo se hace con más prisa, porque hay menos tiempo. Se hace la junta, se determina un plan. Decidimos sólo hacer la tienda de campaña (único plan). Se hace la estabilización primaria y secundaria. Recuerdo que había una moto que estorbaba.

Nos costó mucho trabajo quitarla del camino. En lo que los demás técnicos hacían la tienda de campaña yo quite vidrios, cubrí filos. Era el momento de sacar al paciente.

Ahora la comunicación fue mucho mejor, sabíamos más. Salió el paciente y hubo muchos aplausos.¡Había muchos espectadores! Jamás pensé que me aplaudieran por hacer bien lo que me ha costado tanto aprender. Lo único que nosotros podíamos hacer era sonreír de oreja a oreja.

Llegó el momento de la retroalimentación y aunque lo habíamos hecho bien, todavía hubo muchos “peros” en los comentarios de los jueces. ¡Bueno, y pensar que todavía se puede hacer mejor!…. Aunque he de confesar, que cuando un juez internacional te dice “muy bien”, hace que tu sonrisa y tu orgullo, se hagan más grandes.

Terminaron de pasar los equipos y nombraron a los dos primeros lugares. No lo podíamos creer, ¡nosotros éramos uno de ellos! Íbamos a la final: La Policía Federal contra ERUM Voluntarios.  

En la final, se hizo un sorteo y nos tocó pasar primero. Una vez más nos encerraron y tengo que decir que en esta última ocasión, los nervios estaban más que al máximo. No salimos con un plan definido, pues la sorpresa de haber pasado a la final, nos emocionó de más.

Llegamos al escenario y la fluidez del equipo, no se hizo presente, había desaparecido, estábamos muy nerviosos y había mucha expectativa del público y de nosotros. ¡Nos ganó el estrés!, en retrospectiva éramos unos novatos.

Aunque lo habíamos hecho bien, no fue nuestro mejor desempeño y lo sabíamos. El resultado de este hecho, fue que obtuvimos el segundo lugar.

Y, ¿cómo tomamos este resultado? Por un lado, es importante mencionar que ganamos cuatro premios de seis y el reconocimiento a nivel nacional de ser el equipo voluntario con el más alto nivel del país.

Lo más importante es el saber que aunque todas esas horas voluntarias habían valido la pena, obtuvimos el segundo lugar a nivel nacional, en México.

Al anunciar el resultado final los jueces hablaron maravillas de ambos finalistas. Sólo hubo 6 puntos de diferencia entre el primer y segundo lugar. ¡Seis puntos! Sabemos que no fue nuestro mejor desempeño y nos sirvió como experiencia. Así que el segundo lugar, nos sabe a primero.

En ese momento, no me dí cuenta del significado del premio. Hoy lo pienso y puedo responderme: ¿Qué es?

Jamás en 30 años, el grupo voluntario había ganado un premio de esta magnitud.

¡Somos el mejor equipo voluntario de extracción vehicular de todo México!

Ahora que doy un paso atrás y veo este logro como persona, equipo, institución y país, me doy cuenta que todo ese esfuerzo, desde que vi la primera ambulancia, toma sentido y no puedo dejar de sonreír al preguntarme ¿Y qué sigue?

Nos invitaron al Encuentro Nacional en Paraguay, a inicios de agosto y al Encuentro Nacional en Colombia, a finales de agosto. El sueño y nuestra meta, es lograr conformarnos como uno de los mejores equipos de Latinoamérica y representar a México en el Mundial de Rescate Vehicular, que se llevará a cabo en Brasil en octubre próximo... ¡Es todo un reto!

Saber que somos el primer equipo mexicano de extracción que va a competir a otro país, es una gran satisfacción y nos llena de orgullo. Estamos siendo pioneros en el área. El mundo oirá de nosotros, por primera vez.

Iremos como grupo voluntario, lo que implica que nosotros debemos pagar nuestro viajes, nuestras estancias, los uniformes, el equipo de protección personal y los coches que necesitamos para entrenar.

Gustosamente, invertiremos el 100% de nuestro tiempo libre, en nuestra pasión, que seguramente resultará muy costosa “económicamente”, pero será muy valiosa al convertirnos en mejores personas y expertos.

Ayudar a los demás en su peor momento y saber que lo hacemos con el conocimiento más actual, es lo mejor. No me arrepiento del camino que hemos recorrido.

Buscamos patrocinadores que compartan nuestra pasión por ayudar, sin recibir nada a cambio; mientras tanto seguimos capacitándonos, entrenando duro y también disfrutando.

No sabemos ¿cuál será el nivel de entrenamiento de nuestros colegas en Paraguay y en Colombia?; pero lo que sí sabemos es que hay mucho por hacer.

La aventura continua…

¿Te interesa ayudarnos? Contáctanos al correo-e: extraccionvehicularmx@gmail.com o a través del Facebook.

Nota: Este artículo apareció originalmente en la edición en inglés de la Revista EMS World y fue traducido por un voluntario. Si usted observa algún error o quiere sugerir un cambio, por favor envíenos un correo a editor@emsworld.com

Daniela Melgar Moctezuma es Técnico en Urgencias Médicas Nivel Intermedio. Es voluntaria de la Cruz Roja Mexicana desde el 2003 en el área de Socorros y de Capacitación. Además se ha especializado en rescate vehicular, participando en competencias nacionales. Hace traducciones técnicas como el libro de Ron Moore Rescate Vehicular 1, 2, 3. Es dueña de una Agencia de Investigación de Mercados. También pertenece al grupo voluntario del ERUM donde recientemente fue parte del equipo que participó en el Reto Nacional de Extracción Vehicular ganando un segundo lugar.

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